
SALMO 39 – JTH
YO TE ENSEÑO A VALORAR TUS DÍAS
QUIERO QUE TENGAS CUIDADO con lo que haces y que no peques con tus palabras. Refrena tu lengua, especialmente cuando estés rodeado de aquellos que no me conocen.
Pero sé que hay momentos en los que guardas silencio, sin siquiera hablar de lo bueno, y aun así, dentro de ti, sientes un torbellino.
Cuanto más reflexionas, más se enardece tu corazón, hasta que las palabras brotan de ti con fuego.
Déjame recordarte cuán breve es tu tiempo en la tierra. Tus días están contados, y tu vida es fugaz.
La vida que te he dado no es más larga que el ancho de tu mano; para mi eternidad, es solo un instante. Tú y todos los hombres son como un suspiro.
Eres como una sombra en movimiento. Todo tu esfuerzo y ajetreo diario terminan en nada si no están anclados en Mí. Acumulas riquezas, pero no sabes quién las disfrutará después de ti.
Entonces dime, hijo, ¿dónde pones tu esperanza? Quiero que la pongas solo en Mí, porque YO SOY tu única esperanza.
Te rescataré de tus rebeliones. No permitiré que los necios se burlen de ti, porque YO ESTOY contigo.
Permanece en silencio delante de Mí; no necesitas justificarte, pues YO sé todo lo que hay en tu corazón.
Sé que a veces sientes que mi corrección pesa sobre ti, pero no temas. No es para destruirte, sino para formarte. Sin embargo, clamas: “¡Señor, deja de castigarme, porque estoy agotado por los golpes de tu mano!”.
Mi corrección es un acto de amor, porque prefiero disciplinarte ahora a perderte para siempre. Cuando te corrijo, todo lo que crees valioso se desvanece, como si la polilla lo consumiera. No olvides que, sin Mí, cada uno de ustedes no es más que un suspiro.
Pero YO te escucho. Escucho tu oración, veo tus lágrimas y atiendo a tus gritos de auxilio. No soy indiferente a tu dolor. Eres mi invitado en esta tierra, un viajero de paso, como lo fueron tus antepasados.
Confía en Mí, y antes de que partas de este mundo, te restauraré y te haré sonreír de nuevo. YO SOY la Vida, y en Mí encontrarás plenitud. -.-

